GERMÁN LAGO: UN ESLABÓN FUNDAMENTAL EN LA HISTORIA DE LOS INSTRUMENTOS DE PÚA ESPAÑOLES

Publicado en la revista Alzapúa nº 15, Ed. 2009, pág.: 12-14 

Quince años después de la publicación del libro “Los instrumentos de púa en España” vuelvo a recordar en estas páginas a Germán Lago. Ahora, y quizá por eso con más perspectiva y sosiego, reivindico a este gallego que contribuyó a enriquecer la vida musical de Madrid en épocas difíciles, participando decididamente en mantener y proyectar los instrumentos de púa en España. En efecto, Don Germán era un hombre polifacético y empleó todos sus recursos como profesor, arreglista y director en nuestros instrumentos de púa. 

Sirvan estas breves líneas como homenaje personal, con el recuerdo de una triste mañana en la que vi donde “descansaba en paz”. No voy a extenderme en relatar aquí momentos de su vida; aparecen más detallados en el apartado relativo a “Apuntes biográficos” del citado libro. Lo que me interesa es definir y explicar porqué considero a Germán Lago un generador vital para nuestros instrumentos. 

Su primera aparición junto a “las bandurrias” se refleja en una foto con 17 años al frente de un orfeón (“La Lira”) y una rondalla en Gondomar (Pontevedra), donde residió. Importante señalar, como dato a tener en cuenta, la mixtura de bandurrias, guitarras, instrumentos de viento y de percusión y la ausencia en la imagen de “laúdes españoles”. 

Germán Lago profesor ideó y en cierto sentido anticipó, cómo sería la enseñanza global de instrumentos de púa españoles, carrera de tres cursos. Su estrategia era conseguir una joven orquesta dentro del seno de la Organización Juvenil Española:

 “Esta ORQUESTA estará integrada por jóvenes de ambos sexos, de 9 a 16 años, hasta un número de 50 ejecutantes. Serán preferidos, por optar a figurar en esta agrupación, los que sepan solfeo y ejecuten alguno de dichos instrumentos, estableciéndose una clase de perfeccionamiento para ellos.- Asimismo se establecerán clases de solfeo y de guitarra, laúd y bandurria, para los que no tengan conocimiento alguno de la práctica de los citados instrumentos, previo examen de intuición musical” (Carta de Germán Lago a Federico Sopeña el 11-5-1948).

 Pero su idea no tuvo apoyos suficientes, como tampoco su petición en 1950 de crear una cátedra en el Conservatorio de Madrid.

 En definitiva, Germán Lago como profesor, compositor, arreglista y director de orquesta obtuvo el reconocimiento del estamento oficial musical (Federico Sopeña, Joaquín Turina, Enrique Franco, Victor Espinós, Regino Saenz de la Maza, Antonio Fernández Cid…). Además este gran músico (intérprete de violín, guitarra, piano, bandurria…) es el epicentro común del Cuarteto Aguilar, Saenz Ferrer y Manuel Grandío. Puede decirse en cierto sentido que antes y después de nuestra desgraciada guerra civil dos generaciones de bandurristas somos herederos, de su sello y estilo. Por todo ello vaya mi admirado recuerdo para Germán Lago Durán nacido en Vigo el 19 de octubre de 1883 y fallecido en Madrid el 19 de diciembre de 1967. 

 

Sin embargo será en Madrid donde Don Germán dejará mas huella de su carrera musical.

 ¿El azar hace siempre bien las cosas?  

La enfermedad que le impidió tomar plaza de profesor de violín en 1909 en el Conservatorio de Madrid, le obligó a retirarse a Vigo. Años después regresó a Madrid, pero su experiencia y conocimientos musicales los destinó básicamente en “la púa”.

Antonio Navarro

Germán Lago era un hombre capaz de crear en 1911 una orquesta como la Mandolinística Española formada con personas casi analfabetas. Se decía de él que “del puño y la escoba sacaba músicos”. Era admirado por su capacidad didáctica. De su legado y resultados es fácil suponer que conocía la técnica de Baldomero Cateura y la de otros tratadistas como Jorge Rubio, que luego personalizaba. No en vano tuvo mucha culpa del éxito como instrumentistas de cuatro alumnos aventajados: El Cuarteto Aguilar.

 

En algunos programas de la Orquesta Ibérica aparecía el siguiente comentario: “El Maestro Germán Lago es la personalidad más relevante de mayor solvencia artística en el campo de los instrumentos llamados españoles. Su influencia ha sido muchas veces decisiva en la formación de muchos instrumentistas, y el Cuarteto Aguilar, de universal renombre, a Germán Lago debe su integral formación musical”. Los hermanos Aguilar nunca olvidaron a su maestro ni aún en el cenit de su exitosa vida musical. Como ejemplo la dedicatoria de la foto que Paco Aguilar le regala: “Para Germán Lago, con el cariño de su antiguo discípulo” .También influyó en el fugaz pero importante bandurrista malagueño Antonio Saenz Ferrer quien se dirige a Germán Lago como: “Un excelente amigo y eminente maestro, con la mayor admiración y la más viva simpatía”, y por supuesto en aquellos que formarían parte de los proyectos musicales de Lago, me refiero sobre todo al gran músico Manuel Grandío.

“Las transcripciones del Maestro Lago son muy acertadas, teniendo su gran sabor en los instrumentos de pulso y púa, que semejan a veces una vihuela, a veces un clavecín”

(José María Franco en YA, 8 de octubre 1940)

  La opinión de este famoso crítico y estudioso musical no es baladí. Germán Lago aporta una novedosa concepción. Se basó en la estructura de una Orquesta de Púa a la manera de Cateura. Sus contactos conocidos con el lutier Domingo Esteso influyeron en la construcción y diseño de “nuevas voces” como el bandurrín, el laúd contralto y el laúd bajo. Pero lo más distintivo de todo era el repertorio, que como decía el musicólogo Federico Sopeña “estaba sacado del fondo más recóndito y característico de nuestra música nacional”. Cantigas del siglo XIII, obras de Narváez, Gaspar Sanz o Cabezón eran recuperadas, con otra sensación, con otro timbre a base de bandurrias, laúdes y guitarras. En definitiva: la estructura, el repertorio basado en parte en músicas de siglos pasados, y el peculiar trato orquestal tan genuino facilitaron su éxito. La consideración de gran adaptador hizo que en 1948, la Editorial Música Moderna le encargara, fruto de la demanda musical, la adaptación de obras para el formato de “Rondalla” (bandurria 1ª, bandurria 2ª, laúd y guitarra), plantilla más extendida y habitual en el territorio nacional. (Ver anexo). Germán Lago también compuso para banda. Es el caso de Gondomar “en homenaje a esa villa donde pasé los mejores días de mi juventud”(Germán Lago 17-1-1948), obra cuya edición sufragó dicho ayuntamiento.

Como ya he mencionado, tras recobrarse de su enfermedad, volvió a la capital de España, y sus dotes de organizador incansable, demostradas en la creación de la Mandolinística con la que ocasionalmente intervenía como pianista, le llevaron a crear en 1915 su segunda orquesta: la del Centro de Hijos de Madrid, con figuras destacadas como el concertino Gabriel Arredondo y Francisco Collado, laúd bajo y tratadista. De corta historia, a los pocos años se deshace la Orquesta por problemas económicos.

 Pero Don Germán no se desanima y funda la que sería la más famosa y elogiada: la Orquesta Ibérica de Madrid que daría su primer concierto el 1 de abril de 1929. En ella volcaría todo su esfuerzo, personalidad y utilizaría sus mejores dotes como director. Realizaría adaptaciones para todas las diferentes voces de bandurrín, bandurrias, laúdes contraltos, laúdes tenores, guitarras y laúdes bajos. Reapareció con la Orquesta después de la guerra, en 1940, contando siempre con 40 ó 50 músicos. De la historia de la Ibérica citar entre otros a Manuel Ropero, Gabriel Arredondo, Luis Rubio, Manuel Grandío, Santiago Nebot, Ernesto y Claudio Tabernero, Escudero… En esa época la Orquesta Ibérica compartió local de ensayo con la Banda Municipal de Madrid. Como afirmaba el guitarrista Regino Sainz de la Maza: “Los recelos que pueda suscitar una agrupación semejante pronto quedan disipados ante la realidad de unas ejecuciones musicales y de una sonoridad que en ningún momento hace recordar el desgarro chillón de las típicas rondallas” (ABC 1-6-1948)

 Germán Lago consolida una forma de organizar la orquesta de púa con guitarras, obteniendo la aprobación de críticos, músicos y compositores como Joaquín Turina :“logrando una sonoridad llena, aunque jamás agria, y obteniendo preciosos detalles de finura y delicadeza”.

El reconocimiento y el momento histórico de la España de los años cuarenta apoyando todo lo genuinamente español, provocaron la obtención de una ayuda oficial aunque escasa para la Orquesta Ibérica. Estuvo invitada para actuar en Europa (Suiza, Holanda y Suecia) y América, pero luego faltó el apoyo oficial.

 Como registro sonoro, todavía se conservan grabaciones realizadas por la Casa Odeón de la Orquesta Ibérica de antes de la guerra. En un catálogo de esa empresa figuraba un disco con la “Serenata de la Fantasía Morisca” y “Capricho Árabe” al precio de 9 pesetas. De la segunda fase son conocidos los tres volúmenes grabados con la marca discográfica Columbia.  

Anexo : Contenido de la colección “Rondalla” instrumentada por Germán Lago publicadas por la Editorial Música Moderna – Marqués de Cubas 6, MADRID